Gradatio o gradación
La gradación es un recurso especialmente difícil; su uso frecuente y elaborado delata siempre al escritor muy dotado, especialmente si se combina con la ironía; si es a más, se denomina clímax; si es a menos, anticlímax.
Atentado es maniatar un ciudadano, es una maldad azotarle y casi un parricidio darle muerte; ¿qué diremos de clavarle en una cruz? Cicerón, Contra Verres.
Si matas a una persona, te mandan a la silla eléctrica; si matas a una docena, te llaman asesino en serie y ruedan una película, y si matas a cien mil, te invitan a Ginebra, a negociar. Dan Rather, periodista norteamericano
Uno empieza por matar a un hombre, continúa asaltando bancos, llega incluso a faltar al precepto dominical y termina dejando las cosas para mañana Thomas de Quincey
Honraron con unas hojas de laurel una frente; dieron satisfacción con una insignia en el escudo a un linaje; pagaron grandes y soberanas vitorias con las aclamaciones de un triunfo; recompensaron vidas casi divinas con una estatua; y para que no descaeciesen de prerrogativas de tesoro los ramos y las yerbas y el mármol y las voces, no las permitieron a la pretensión, sino al mérito. Francisco de Quevedo, Vida de Marco Bruto.
En este caso Góngora refuerza este recurso por medio de una concatenación:
Mal te perdonarán a ti las horas,
las horas que limando están los días,
los días que royendo están los años. Luis de Góngora
Morirse y no poder
hablar, gritar, hacer la gran pregunta… Blas de Otero.
A veces se puede presentar asociada al artificio de la diseminación y la recolección:
La cuenta de las horas y los días,
de semanas y meses los engaños,
de los años y siglos las porfías,
no te han de mejorar los desengaños;
porque no han de vencer las ansias mías
horas, días, semanas, meses y años. Pedro Calderón de la Barca, Argenis y Poliarco