Concesión
Se produce esta figura cuando el escritor finge sustentar brevemente una opinión contraria a la que quiere defender para hacerla más creíble:
Yo confieso que Cristo da excelencia
al matrimonio santo y que lo aprueba.
¡Que Dios siempre aprobó la penitencia! Francisco de Quevedo.
¿A qué me lo decís? Lo sé: es mudable,
es altanera y vana y caprichosa;
antes que el sentimiento de su alma,
brotará el agua de la estéril roca.
sé que en su corazón, nido de sierpes,
no hay una fibra que el amor responda;
que es una estatua inanimada; pero…
¡es tan hermosa! G. A. Bécquer, Rimas.