Go to content Go to navigation Go to search

Epanadiplosis

Artificio retórico consistente en empezar y acabar una frase o verso con la misma palabra:

Fuerte es la Parca, pero tú más fuerte;
no se debió a su golpe tu caída…
Gabriel Bocángel.

Iguales somos en la esencia, iguales… Juan Meléndez Valdés, “La caída de Luzbel”.

¡Hurra, cosacos del desierto, hurra! José de Espronceda

El dueño de las tórtolas, el dueño… Rubén Darío.

¿Cómo era, Dios mío, cómo era? J. R. Jiménez

Verde que te quiero verde… Federico García Lorca.

Fuera menos penado si no fuera
nardo tu tez para mi vista, nardo,
cardo tu piel para mi tacto, cardo,
tuera tu voz para mi oído, tuera…
Miguel Hernández.

Última amarra, cruje en ti mi ansiedad última. Pablo Neruda.

Los arma el diablo (capricho epanadiplósico)

Soneto cuando nace no es soneto
es una idea, un ritmo, y es
revés de metro y rimas al revés,
boceto descarnado de un boceto.

Reto a donosas musas, y es el reto
cortés. ¿Por qué, oh pluma descortés,
en vez de aliento ofrécesme el envés?
Completo es ya el cuarteto. ¡Al fin completo!

Trabajo peliagudo, este trabajo
has perdido. ¡Si no te queda un as!
Cabizbajo el terceto, cabizbajo.

Tras el verso descubres -¡marcha atrás!-
Bajo las consonantes golpea bajo
Satanás con el rabo, Satanás.

María Rosal, A pie de página.

Suele llevar asociado muchas veces un quiasmo:

Mal recibe Polonia a un extranjero,
y apenas llega, cuando llega a penas…
P. Calderón de la Barca, La vida es sueño

Tanto respeto, inclinaciones tantas
mostraban copas y almas abatidas…
Diego de Hojeda, La Cristiada.

Enviando con el nombre de embajada
doblada gente y prevención doblada…
Juan de Arguijo.

El Austro proceloso airado suena
crece su furia y la tormenta crece…
Juan de Arguijo.

Ricos de fortaleza y de fe ricos… Luis de Góngora

Rota mi lira y mi existencia rota… Gaspar Núñez de Arce

Verde carne, pelo verde… F. García Lorca.

Se emplea en la prosa también; Francisco de Quevedo en su Vida de Marco Bruto lo combina con sus habituales paradojas:

Solamente los hechiceros de la ambición pudieron confeccionar corona que quitase corona, honra que atosigase la honra, vida que envenenase la vida, adoración que produjese el desprecio, aplauso que granjease odio.